En España, y supongo que en tantos otros lugares, los obispos niegan su participación política. Pero la tienen.
Por algún motivo, más bien comercial, les interesa hacer ver que su participación en la sociedad está más allá de la política, como si tal cosa pudiera llegar a darse en la vida. Sociedad y política son la misma cosa y no creo que Dios –si fuera o fuese- tenga interés alguno en separarlas.
No obstante hay algo que no comparto –y ese algo es el motivo del post, claro-
Beatificar o no beatificar, eso allá ellos. Pero como quiera que son los obispos muy dados a opinar sobre las cosas de la condición humana y los comportamientos sociales y políticos, yo, que no soy más, ni menos, que un simple mortal pensador y opinante también, como ellos, reflexiono ante la noticia en el sentido siguiente.
La muerte violenta, consecuencia de actos de barbarie sectaria o de poder, cometidos por grupos más o menos formales, influenciados por primarias estructuras mentales –por poca filosofía y por mucho dogma quizás- son en todos los casos execrables. El derecho a la vida será siempre digno de defensa en cualquier caso y situación.
Entonces, por qué usan el tiempo los obispos beatificando a unas personas, “hermanas en la fe” dicen, y olvidando necesariamente a otras, seguro que hermanas en Dios –en su caso- muertas también por pensar como quiera que pensaban y caer en manos de grupos más o menos formales… etcétera, etcétera
Si el derecho a la vida y a la libre expresión son valores defendibles siempre, beatificar o como quiera que se desee exaltar, a solo unas personas olvidando que, quien hoy –o en el próximo otoño- eleva “mártires”, hoy –no sé si en el próximo otoño- sigue sin mostrar la máxima repulsa por la pena de muerte como medida legal; es una contradicción. ¿O es que unos muertos son mejores que otros…? No quiero pensar que piensan eso. Lo espero por el bien de sus almas, que al fin y al cabo es lo que importa.
la foto es de Mental_Noise´s