El jueves pasado nos devolvió a la isla Fuerteventura un avión. No es que no nos quisiesen fuera, no vayan a pensar. Es que se terminaron los días de vacación… se terminó el disfrute viajero y descubridor (subjetivo) de otros lugares y gente. Disfrute enriquecedor del espíritu y la mente… las más de las veces. Siempre y cuando se tenga la actitud oportuna, eso sí. Que así… como quien dice gratis, no hay nadita.
Bueno. Pues vueltos no hay otra cosa que dedicarse uno (y otra) a lo cotidiano. Y aquí estamos. Constatando.
Constatando que en España seguimos igual con nuestras cosas. Que se siguen desplegando medios y presupuestos Públicos para que personas que encarnan Instituciones “ofrezcan” sus descendientes a una Santa Virgen de
No. No hay tal. No hay inamovibles e incontestables tradiciones. Todas son merecedoras de ser puestas en consideración, porque ‘la luz’ que las materializó igual es muy pobre a nuestra ‘visión’ e incluso a nuestra capacidad de ‘visión’ actual. Porque los pensamientos –que es como decir los conocimientos- que las inspiraron no valen ya. Por arcaicas –que es adjetivo que le va bien a las tradiciones- Por alejadas de la realidad de progreso social e intelectual demostrados a partir de la laicidad de los Estados.
Qué sería del libre pensamiento y del libre desarrollo personal y social si no se hubieran dado las presiones –sociales, digo- que terminaron con el matrimonio entre Estado y… esta u otra fe. Sería (es) aquello que ocurre en los países (Estados) que denominamos ‘integristas’. Prohibiciones. Penas (penales)… Oscurantismo. Constricción de los cuerpos, las mentes y los ánimos. Amordazamiento del natural ser humano –creativo-, mediante ‘doctrinas reveladas’... de obligado cumplimiento.
Alegar ‘tradición’ para justificar un hecho es, cuando menos, motivo para la reflexión. Por razones obvias. Un ejemplo radical es la ablación. Es ‘tradición’. ¿Hay que respetarla también?
No me gusta el modelo monárquico. Me parece nada democrático. Resulta impropio que se herede la jefatura de un Estado. Es poco igualitario. Poco demostrativo del principio de igualdad entre los humanos seres. La monarquía es absurda y cara –por costosa- para el Estado democrático. Propio sería que
Tampoco me gusta el clericalismo y los oropeles que ‘casan’ al Estado y a
A ver si un día de estos se enteran de lo que deben quienes deben y dejan de hacerle favor a su iglesia –de ellos y quienes les acompañan- A ver si un día de estos aprenden a resolver sus asuntos con la divinidad en privado quienes no solo son quienes son, sino que además ‘actúan’ personalizando al Estado –que nada tiene que resolver en tales esferas, pues como tal Estado solo a sus ciudadanos seres se debe y solo a través de ellas y ellos se salva-
Bien… Pues hasta aquí.
Otro día escribiré respecto del nacionalismo y sobre todo… respecto de los índices de fracaso escolar. Esa es otra… y no chica. Pero eso será otro día. Ahora ya estoy suficientemente extendido.
Eso sí… El viaje fue encantador, enriquecedor, relajante… Un placer para recordar en común. Una historia –nuestra- que no olvidaremos… por hermosa.
la foto es... mía
2 comentarios:
No vaya por ese camino que se va a condenar al fuego eterno. Allí nos veremos.
Pásese por mi casa que le tengo reservada una sorpresa.
Gracias por felicitarme, espero hayas disfrutado de tus vacaciones, sigue siendo un placer leerte.
En mi familia somos tradicionalmente laicos y no por eso imponemos nada a nadie, mientras que, al reves, siempre tratan de imponernos.
Hartos de que con nuestro dinero publico subvencionen entidades religiosas y mantengamos una monarquia. La de cosas que se podria hacer con ese dinero.
Un saludo
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