viernes, febrero 12, 2010

De organizaciones políticas, y democracia.


Los partidos políticos, atendiendo al literal de la Constitución española de 1978, expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política. Su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y a la Ley. Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos.

Democráticos, sí. ¿Pero de qué tipo?... ¿a qué modelo de democracia se refiere el texto de la Constitución?...

La opción mayoritariamente elegida por las formaciones políticas en España es de una alta democracia representativa. Y escribo el adverbio a sabiendas. Porque es enorme, desde la célula orgánica básica (sedes locales, para el Partido Popular; agrupaciones, para el PSOE...) a los organos estatales, prima la representación contra la participación. Y vuelvo a escribir a sabiendas, en este caso la preposición. La participación no se fomenta, por eso hay tan poca. A propósito parece. Conforme más alto en el organigrama vertical, más (es decir menos)

¿Es sano eso para la democracia?... ¿Es la profesionalización de la política un buen modelo?...

A mi me desagrada la idea, y no entiendo cómo agrada a tantas personas que colaboran admitiéndo. Que, por ejemplo, para la elección de un órgano unipersonal de un partido político (verbigracia la Secretaría General) Para seguir con el método representativo, constructivista, significativo. Del Partido Socialista Canario o en Canarias, el PSOE. Se delegue el voto de las personas afiliadas, en proporción que entiendo no alcanza siquiera el 10%.

Eso, que denomino con poca duda, secuestro práctico de la voluntad de la mayoría. No resulta saludable para la democracia. Porque evidentemente tiende a perpetuar modelos poco participativos, y sobre todo, menos estimuladores de esa participación. Y así la sociedad, se cambia poco, o nada. Porque se trata de generar corrientes, ¿verdad?. Corrientes sociales, a partir de lo social. Que introduzcan cambios de progreso y transparencia. Menos caciquismo. Más eficiencia... ¿No es el bien común el objetivo?... ¿Quién lo define?... ¿el común o algunos particulares?...

Secuestro de voluntad me parece impedir a las personas afiliadas no elegir los órganos unipersonales, directamente. Secuestro, impedimento... palaciego. Trampa mediática, democrática, sí, pero de tal exceso representativo, que cercena la democracia misma. Hace indirecta la participación. La cosifica. No la deja ser persona, puesto que no la individualiza. Y desmotiva, claro. Sin duda desmotiva a las personas pues el sentido se pierde. Falsea la realidad. Construye una paralela. Desvirtúa el sentido participativo de la democracia. Y los partidos políticos se consideran instrumentos fundamentales para la participación política, conviene no olvidarlo.

¿Hacen falta cambios?... en mi opinión, sí. Cambios que garanticen participación, de verdad. ¿Hay que cambiar textos y documentos?... nada más fácil, si hay voluntad. ¿Hay voluntad?... Probablemente eso depende de hacia dónde se mire. Si hacia la mayoría, pienso que sí. Si hacia el 'aparato', tengo mis dudas. Razonadas a partir del principio de tendencia a la perpetuidad.


El cambio depende de nosotras, las personas afiliadas. En el partido político que sea. Prácticamente todos usan idéntico modelo. El exceso es generalidad.


El graffiti, en el sitio: jimenazuluaga.wordpress.com

2 comentarios:

josman dijo...

la pintada resume mucho más de lo que seria de desear

un saludo, benito

benito_reyes_vega dijo...

Sí, estoy de acuerdo. El graffiti resulta concluyente en extremo. Posiblemente consecuencia del formato de mensaje, concentrado, pierda 'objetividad'... Pero me he atrevido con él, a riesgo, porque es directo.

Reconozco que, si se descontextualiza de mi escrito, puede dar a entender ideas que no suscribo.

Un abrazo, josman :-)